Derek la mira
casi con pena, y no tiene muy claro por qué. Ella le sigue hablando, le
pregunta qué ocurrió la noche anterior, pero el hombre está totalmente ausente.
Un dolor puntiagudo nace de repente en su cuello, extendiéndose por todo su
cuerpo. Se frota los hombros con ambas manos, apretando con fuerza, pero apenas
siente el tacto. Cuando vuelve a levantar la mirada Derek la mira unos
segundos. ¿Por qué demonios la mira así? Jane está totalmente perdida, ni
siquiera sabe qué es el lugar donde está ahora mismo. Parece una especie de
habitación, pero no hay ventanas ni cualquier otro tipo de agujero. Se apoya
contra la pared y se frota los ojos, le escuecen. Se aparta las manos de su
vista y Derek agacha la cabeza. Está de pie en la fría habitación, con los
brazos cruzados. Le quiere preguntar, pero gira sobre sus pies y sale de la
habitación. Jane se mueve en la cama con la intención de seguirle, pero la
puerta se cierra con fuerza delante de sus narices. Lo siguiente que escucha es
el ruido insoportable de cerrojos. Empieza a llamar al muchacho a gritos.
Escucha algo más fuera. Algo se arrastra por el suelo, algo muy pesado. El
choque contra la puerta molesta terriblemente a los oídos de Jane.
Por la frente le
empiezan a caer gotas de sudor, llegando a empapar el cuello de su camisa.
Apoya las manos contra la puerta y deja caer su cabeza. El dolor que empieza a
sentir en el pecho hace que la chica caiga contra el suelo y se coloque las
manos con fuerza en la zona del corazón. El corazón se le acelera y el aire de
la habitación parece insuficiente para la angustia que está sintiendo en ese
momento. Sus ojos parecen tener vida propia, enfoca y desenfocan el interior de
la habitación a su gusto. Un horrible dolor en la cabeza hace que Jane se
aprieta las sienes con fuerza y suelte un grito de dolor. Siente como si la
sangre le estuviera hirviendo por dentro. Nota los latidos de su corazón en
cada parte de su cuerpo. Las manos le empiezan a quemar que siente como si de
un momento a otro fueran a echar humo. Aparta las manos de su cabeza y las
coloca delante de sus ojos. Le tiemblan, no sabe muy bien por qué, pero no las
puede controlar. En ese instante siente un dolor extraño sobre las puntas de
los dedos de todo su cuerpo. Como si alguien estuviera intentando arrancarle
las uñas. Pero es más bien al contrario. Cuando consigue mirarse las manos las
uñas de sus dedos empiezan a sobresalir más de lo normal. Y unos centímetros
más. Un poco más. Su respiración se agita más cuando Jane se da cuenta que eso
no es una pesadilla y que las uñas de sus pies han crecido como la de las
manos.
Un grito, con
una mezcla de pánico y dolor, inunda la habitación. Cuando intenta mover los
dedos los nota arder, como si los acaba de sacar de una olla con agua ardiendo.
Se olvida de Derek, del sitio en el que está y de sí misma. Restriega las manos
con fuerza contra el suelo, intentando hacer desaparecer esas horrorosas uñas.
Las mueve hacia su rostro, dejándolo lleno de arañazos y sangre. Agita la
cabeza y grita, no sabe muy bien por qué pero lo hace. Es liberador. Ni
siquiera nota el escozor que produce la sangre al salir de las heridas de su
cara. Por unos segundos el dolor desaparece, pero en ese momento siente como si
los dientes se le fueran a caer uno a uno, como si le hubieran golpeado la boca
con bate. Pero con un bate de metal. Está tan agitada que es incapaz de tomar
aire y soltarlo. Abre la boca casi de manera inconsciente y nota el mismo dolor
que con las uñas. La saliva empieza a gotear contra el suelo mientras Jane
sigue gritando y nota como los colmillos se hacen cada vez más afilados. Se
toca la dentadura con las manos y nota como esta tiene una forma algo más
diferente, más robusta. Eso no quita que le siga doliendo como mil demonios. Jane
no quiere aceptar lo que le está pasando. No quiere admitir que, a pesar de
todo, ha terminado siendo uno de ellos. Choca la cabeza con fuerza contra la
puerta y hace una profunda abolladura. El corazón parece tranquilizarse, aunque
ahora le late más rápido que de lo normal. Las lágrimas caen de sus ojos y se
juntan con la saliva que gotea de los colmillos. Todavía nota sus manos arder,
y cuando las vuelve a levantar para mirarlas, el grito que lanza es tan solo
odio y rabia. Ni siquiera ha sonado a humano.
Hace unos días empecé a ver Teen Wolf y ya
me terminé las temporadas. No sé como me pude enganchar tanto.
Y por supuesto, me dieron ganas de un fic, y aquí está. No es gran cosa
pero necesitaba escribirlo, y me apetecía subirlo.
ME HA ENCANTADO.
ResponderEliminarDesde luego, nunca vimos "esa parte" muy desarrollada en la serie. Quiero decir, Scott se transforma, se queda un poco trauma por el "qué es esto, qué está pasando", y poco más. Pero siempre me lo he querido imaginar como algo que les dolía de verdad, que les dejaba exhaustos.. y no sé si será por haber leído Temblor, o qué, pero siempre lo veré así.
Genial, en serio :) Ahora es cuando te empieza a gustar el Sterek, y todas metidas en el mismo saco (????)