14.1.14

Descontrol

Hace mucho calor, y para que Shander piense eso es raro. Y el peso de Lyenna no es precisamente el de una pluma. Siente que se le escurre de entre los brazos como... como si fuera agua. El cuerpo de la chica ha empezado a expulsar agua de manera imprevista, pero lo más raro de todo es que no es sudor. Es simplemente agua, como si le hubieran tirado un jarrón lleno a la cara. O como si se hubiera metido al río y hubiera salido empapada. No ha pasado ninguna de esas dos cosas, y Lyenna no hace más que sudar. Bueno, Shander no sabe lo que está pasando. Piensa que está sudando para tranquilizarse, pero una persona no se desmaya en medio de la calle por sudar.

Es un mareo, solo es un mareo.

La agarra con fuerza contra su pecho, apenas quedan unos metros para llegar a la casa. Si la chica estuviera despierta no dejaría que la llevara en brazos. Cuando llega a la puerta no sabe como llamar, así que golpea con los pies todo lo fuerte que puede. Sigue golpeando, hasta que por sin su madre abre la puerta. ¿Dónde demonios estaba? Entra corriendo y deja a Lyenna sobre el sillón. Su cara está totalmente empapada y de la mano que cuelga del sillón caen gotas al suelo sin cesar. Parece que se estuviera derritiendo. La deja sola unos segundos con su madre y busca corriendo a su padre. La mujer mira a la chica. Se queda paralizada, no tiene ni idea de qué puede hacer.

—Rike, ¿qué le pasa? —pregunta la mujer, asustada.

El hombre no responde. Aparta el cabello del rostro de su hija y pega sus manos a él. Le abre los ojos, uno cada vez. Sus pupilas están totalmente dilatadas, como si hubiera tomado una especie de sustancia extraña. Pero el hombre sabe perfectamente lo que le pasa a su hija y por un momento entra en pánico, se queda en blanco, sin saber qué hacer. Hacía mucho tiempo que no le pasaba. Le pasó un par de veces de pequeña, cuando su mujer todavía vivía con ellos. Y una vez cuando los dejó. Han pasado años. Seguramente incluso Lyenna se había olvidado.

—Necesito que bajéis al sótano y llenéis de agua una bañera de metal que hay. ¡Ya!

Shander se mueve rápidamente. Sigue las instrucciones del hombre, sin pensar siquiera. Baja corriendo las escaleras, a punto de caer al suelo. En cuanto llega al suelo firme puede notar como la temperatura es algo más fría en ese sitio, incluso a pesar del calor que hace hoy. Con tan solo mirar unas velas que hay las enciende, alumbrando toda la habitación. Está llena de trastos y cajas llenas de polvo. Al fondo del sitio encuentra la bañera metálica que le ha dicho, bajo telas viejas y juguetes. Lo quita todo y abre el grifo que sale de la pared, todo lo que se puede. Rike está bajando las escaleras con cuidado, sujetando a su hija entre sus brazos. Viéndolo a él parece que la chica pese lo mismo que el aire. Se da cuenta que el hombre está mucho más fuerte de lo que hubiera podido imaginar. Se acerca corriendo a la bañera y deja a Lyenna un momento en el suelo, probando la temperatura del agua con su mano. Shander y su madre se acercan para ayudar en algo.

—No os acerquéis hasta que no meta a Lyenna en la bañera.

Ambos se miran extrañados. A pesar de todo, Rike parece calmado, aunque es evidente que por dentro está histérico. Pero se nota que sabe cómo cuidar de su hija. El hombre mete ambos brazos por completo en el agua, mojándose la camisa. Los mantiene dentro unos minutos. Al principio no pasa nada, pero entonces Shander se da cuenta que una especie de vaho empieza a cubrir el metal exterior de la bañera. El nivel de agua empieza a crecer, al contrario de su temperatura. Shander consigue divisar como el agua está casi congelada, en los bordes de la bañera parece que se ha formado nieve. Saca sus brazos, totalmente empapados y llenos de escarcha. Toma a Lyenna con cuidado, pero los Ignis se asustan cuando mete a su hija de golpe en la bañera.

—¿Qué haces?

Grita el pelirrojo alarmado. Es evidente que él no sabe que le está pasando a Lyenna, pero no tiene muy claro que eso sea lo mejor para la muchacha. Sus ojos se abren como platos cuando ve que Lyenna está completamente hundida en la bañera, no tiene ni la cabeza fuera para poder respirar.

—Su cuerpo no ha podido asimilar bien todo el calor, por lo que ha decidido actuar por su cuenta.

Habla con tanta calma que Shander y su madre se asustan. Como si no estuviera ahogando a su hija en ese preciso momento.

—¿Cómo que ha decidido actuar por su cuenta?
—Cuando un Ignis está en un ambiente más frío sube la temperatura de su cuerpo de manera inconsciente. Como un mecanismo de defensa.

Shander no dice nada. No tenía ni idea de que los Ignis pudieran hacer eso.

—Los Aqua actuamos de la misma manera. Pero cuando Lyenna hace eso, se acaba sobrecargando de su propio poder y le vence.
—Pero, no paraba de sudar. Como si no dejara de usar su poder.
—No estaba sudando. Estaba limpiando el agua de su cuerpo. Estaba demasiado caliente y su cuerpo no la toleraba.

Rike mira al muchacho y a su madre. Están asustado, pero no saben que él lo está todavía más. El simple hecho de pensar que en cualquier momento podría perder a su hija, y sobre todo sabiendo lo que le pasa, lo destruye por dentro.

—Entonces esto es para mantenerla en un entorno frío y que no siga eliminando agua.
—Estaba perdiendo mucha agua, pero no estaba recuperando nada. Otra persona podría morir de deshidratación.

De repente mira a la bañera. Shander se acerca cuando el hombre empieza a sacar los brazos, pero se sobresalta levemente cuando una mano sale de golpe y se agarra al borde. Lyenna permanece dentro de la bañera unos segundos más. Su padre la mira desde arriba. Vuelve a meter una mano, Shander no sabe para qué.

—Tranquila —susurra.

La otra mano sale y se apoya en el borde de la bañera. La cabeza de la chica sale del agua, como si no hubiera pasado nada. Su padre le acaricia el rostro y ambos se sonríen, como si entre ambos hubieran superado un obstáculo. Lyenna abraza a su padre, quien la coge en brazos. La chica se acurruca en el pecho de su padre y deja que la lleve hasta su habitación. Shander quiere decir algo, pero es incapaz de molestarles en ese momento. En su momento. 

1 comentario:

  1. Estoy segura de que Shander habría dado la mitad de su vida por ser invisible en ese íntimo momento entre Lyenna y su padre.

    Simplemente maravilloso.


    Besos grises

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